<div id='cuento_tupi1' class='text palabras' name='Tupi está cansado'>
Tupi está cansado.

Lila ha invitado a Tupi a comer en su casa. Lila es la prima de Tupi, y es una buena cocinera. Tupi le dice a su prima:

- ¿Vas a hacer macarrones?
- No, hoy haremos croquetas. Ponte el delantal, y vete a la nevera. Trae el huevo que compramos en el mercado.
- No me apetece cocinar, dice Tupi, estoy muy cansado.
- Pues entonces haremos una ensalada, que es más rápido. ¿O prefieres comer un flan?
- No, déjalo, no hace falta. No tengo mucho apetito. Y eso que tu flan es lo que más me gusta en el mundo.
- ¿Por qué estás tan cansado, Tupi? pregunta Lila.
- Porque he ido en ambulancia al hospital. Ha sido toda una aventura. Pero ahora quiero dormir la siesta.
- Vale, vete a dormir. Después me cuentas lo que te pasó con los melones.

Y cuento contado, Tupi se fue a su casa a dormir, y ya no está cansado.
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<div id='cuento_mosca' class='text palabras' name='La mosca y la tarta'>
La mosca y la tarta.

Había una vez una mosca que se llamaba Bz. Iba volando por la calle. Vio una tarta detrás de una ventana. Qué buena pinta tiene esa tarta, pensó. Fue volando a toda velocidad hacia la tarta. Chocó muy fuerte contra el vidrio, y se mató.

Y colorín colorado, este cuento tan tonto se ha acabado.
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<div id='cuento_dragon' class='text palabras' name='El dragón en el estanque'>
El dragón en el estanque.

Un día iba un dragón volando muy alto. Se había pasado toda la mañana volando. Estaba muy cansado. Vió un jardín allá abajo, y decidió parar a descansar. Se posó en un árbol al lado del estanque. Y entonces salió el abuelo, muy enfadado.

- Oye tú, qué haces ahí sentado, que me vas a romper el árbol, dijo el abuelo.

- Perdón, perdón, no quería molestar, le contestó el dragón. Solo quería descansar un rato.

- Bueno, pero vete ya, que me vas a asustar a los peces del estanque.

El dragón se fue volando, y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
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<div id='cuento_gallina' class='text useBookmark' name='La gallinita roja'>
<!-- http://www.guiainfantil.com/servicios/Cuentos/la_gallina_roja.htm -->

La gallinita roja

Había una vez una gallina roja llamada Marcelina. Vivía en una casita blanca con tejado rojo, en una granja.

La gallinita tenía un amigo. Bueno, tres.

Un gato, que vivía en la casa con el granjero.

Un pato muy lindo, que vivía en el estanque.

Y una rata, que vivía en el establo.

Un día la gallinita roja, escarbando en la tierra, encontró unos granos de trigo.

Pensó que si lo sembraba crecería, y después podría hacer pan para ella y todos sus amigos.

- ¿Quién me ayudará a sembrar el trigo?, les preguntó.

- Yo no, dijo el gato.

- Yo no, dijo el pato.

- Yo no, dijo la rata.

- Muy bien, pues lo sembraré yo sola, dijo la gallinita.

Y eso hizo. Abrió agujeritos en la tierra, metió un grano en cada uno, y los tapó. La gallina esperó todo el invierno. En la primavera, salieron unos brotes tiernos y verdes. Luego crecieron fuertes y altos. En verano se volvieron dorados.

- ¿Quién me ayudará a segar el trigo?, preguntó la gallinita roja.

- Yo no, dijo el gato.

- Yo no, dijo el pato.

- Yo no, dijo la rata.

- Muy bien, si no me queréis ayudar, lo segaré yo sola, exclamó Marcelina.

Y la gallina segó sola el trigo. Tuvo que cortar con su piquito uno a uno todos los tallos. Cuando acabó, habló muy cansada a sus compañeros:

- ¿Quién me ayudará a trillar el trigo?

- Yo no, dijo el gato.

- Yo no, dijo el pato.

- Yo no, dijo la rata.

- Muy bien, lo trillaré yo.

Lo trituró con paciencia hasta que consiguió separar el grano de la paja. Cuando acabó, volvió a preguntar:

- ¿Quién me ayudará a llevar el trigo al molino para convertirlo en harina?

- Yo no, dijo el gato.

- Yo no, dijo el pato.

- Yo no, dijo la rata.

- Muy bien, lo llevaré yo sola, contestó Marcelina.

Llevó el trigo al molino en una carretilla, y lo molió hasta convertirlo en harina. Era un trabajo muy duro. Luego la amasó, e hizo una hermosa y jugosa barra de pan. Cuando la tuvo terminada la sacó del horno, y preguntó:

- Y ahora, ¿quién me ayudará a comer la barra de pan?

- ¡Yo, yo quiero! dijo el gato.

- ¡Yo, yo quiero! dijo el pato.

- ¡Yo, yo también quiero! dijo la rata.

- ¡Ah, no! contestó Marcelina. Nadie me ayudó para hacer el pan, así que me lo comeré yo sola.

Y así lo hizo. Llamó a sus pollitos y lo compartió con ellos.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
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